mardi 3 septembre 2013

Cuaderno azul, estrecho y largo






 I.

Esperanza del valle,
granos y nueces como marcas
holladas hierbas
ruido
bono de dos horas
no conoce el juramento
no juega con nieve
ni sabe enjugar un cimiento.

 

 II.

pies ligados, salta conejo
la fina seda,
la fina estela de esta semana
quedará cuajada
en un juego de arenas.

El bol de agua rebosa la hora
y una calva dibuja un codo
y señala una jovial reverencia.

Arroces caídos de un árbol
directo a mi vaso
labios mirones
disuelta la sal,
salta lazo
muerde el hierro laqueado                                                                   21.07.09


 III.

robadores profesionales
Profecías sin dueño
Escapada siniestra
sin fuego. hojarasca
multiplicada y dócil al relámpago
jugada de pleno invierno
caída de peñascos en flor y juramentos en rueda
ni una
ni el otro
saben
ni navegan el aire                                                                                     29.07.09



 IV.

Soy una nube, una alfombra
un alga desactivada
un fuego en erupción
una cobra desdoblada
un espejo en un botón
una alcoba desbordada
pero los tientos y los bordes
me arropan y me tejen
mi red para esta larga caída
me tejen un guante para cada mano
y un velorio para ambos ojos.                                                                                           16.08.09




V.

Con tinta sangre del corazón
una vuelta, una huerta,
una herradura en la frente sangrando.



VI.

lonta, pronta
una húmeda impronta
un hisopo alquilado a la lluvia
pétalos en flor
una aureola de sufrimientos
para una almohada nocturna
de vientos, de tientos,
de dientes olvidados por el camino.
Azpúrua dijo: es mi espera la esperanza,
devuélvete a tu muerte
repitamos: hoy es ayer.                                                                                                04.08.09





 VII.

un alboroto de lápices y linternas
de jugos desparramados
de muslos cortados
de espasmos en diáspora
o viejo cono de luciérnagas
encaramado en un mirador
fumando la luz
silbando un aire y un velo
el estómago como una vieja nuez
que gira sobre su eje. Espías.
Sicomoros. Siembren costuras atávicas
pieles de llanto
y lujos de dolor
no encuentro estante 
para la llaga
la muela ni el olvido
                   e revuelca furioso el enjambre de ruedos y cuellos
perdidos sin corte ni patrón
estrella caída del hombro
flotando en el lago
repitiendo un arco de mitemas viejos, en lengua muerta.
simplificados símbolos del agua
y de la piedra
asfalto
y duda.



 VIII.

lunes lunar, la orilla de enfrente
una luz, una linterna rayovac
apagada y sin pilas.
Una escuela con ojeras y orejas y relamidos pasillos desbaratados a punta de ojos mágicos, de visor de fusil y encomienda indígena.
Tenemos alma en los pies o en la baba, en los cabellos que caen y teñimos, que avanzan hacia el blanco. Ternura entre dos alas, entre dos balas y una respiración completa.  Entre un verso y un juego de mesa que no termina. Espesa muestra de dedos, señas y botones, esta no es la sala que yo esperaba, era la otra, la roja, la granítica, la del esqueleto y el tímpani. Oreja floja y roja secando segundos y delantal.




IX.
En dónde está la costura a seguir, el emblema leído y tejido que guía la nariz entre los segundos?
Espero mi hora de pobreza, la abundancia me arranca los ojos, me hace perder el círculo de bordado y la cuenta del agua y de los hijos.    llevadero.   aserradero.
botadero de perlas y platos exquisitos cada mañana, cada hora justa, cada reliquia del encuentro desborda, cae y rueda
dispepsia, cinco y último,
rueda, bota, empluma, repite
lo dice, lo dice, qué dice,
qué diente redijo, auscultamos demasiado lejos, demasiada sonrisa, demasiado pueblo pobre, no auscultamos.  Paramos esta huella y la imprimimos en vidrio y la alzamos y la quebramos.  Paramos este exilio, escorpión, navaja colonizada?





 X.

Andar entre el diente de mordida inútil,
ciega del quehacer,
y el tiempo…

-        No te precipites, espera la caída
-        Me precipito para no sentir la caída, para que se me encajen cuatro alas de espinas en los costados, en el culo y en el plexo.

No sabemos cuándo tocaremos aplastados el suelo, ora mañana, derramados,
ora en 33 abriles o cuarenta y siete semanas con ciertas horas y estrictos minutos.
No pude evitar el paso, el pie en el abismo, con uno bastó para que el otro lo siguiese y con los pies toda yo, todo gramo reunido de vida
haciendo su mayor actuación
con el vacío largo y sostenido.

26.08.2012



 XI.

      Ávida puerta, tumulto de sedas.
un ruido agazapado por los ruedos,
revuelta de tiempos y ballenas
hasta cuándo abriremos libros y espejos
buscando cifrados de lotería
la suerte está en mi llaga
una vieja, una huella letrada
derramando enaguas
jugando a viento cimarrón
enlutando fachadas postales
rodando toda bicicleta y todo patín al cuadrado
componiendo un verso en absurdo gerundio (dicho con contra)
disolviendo tallas, nombres, higueras secas y mojadas
       números de puente
      letra de cálculo y sistema banal
      hoja de encaje tejida con mieles del odio más profundo y antiguo
      cal de la tierra mojada, en círculo
      espesura del viento
      tiempo del tiento
sobre tu dedo índice gira la aguja del huerto infinito
desmedida simpática y filiforme
sintiendo, cenando cada sinapsis
apta para el bollo
almados desarrollos
en la hora ecuestre
llevan, nievan, albujan horas de sol
criterios/cementerios de arenas, garzas en celo, mieles de última cena
despedida la mano del aire
se me escapa esta escena volteada y bordada
      con la más noble cartera

P.S.  el verso que baila y pide
         No me suelta







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