Yo soy aquella que llega en cueros
Avistando la ensenada
Calentándose al aliento del fuego y el terronal
Y por ahí se va, cuesta abajo y cardón hacia el amor y el mar.
En estos tiempos de esta fácil dame dos
Junto a mi encía crece una serpiente celosa
Que ruge y cosquillea
Si el aura de la caricia cascabelea
En cada oído,
En estéreo, en tiempo irreal,
Y si no,
Si aquello es puro fiambre dormido en bandeja,
Entonces, se va sin estrépito la culebra
A perderse en su selva
Llevándose mi preciado silencio
Dejándome el ruido y la saliva de periodistas especializados.