EL NIDO DEL SONIDO
para un Pajarillo con Chipola
La cuerda que tiemple
el grano que muerda
el buche que suelte.
La herida estaba en la cueva,
guarecida, imprevista,
sonando bajo la piel.
Un repique hendió la puerta
y a una garza tuerta otro ojo le nació.
Triple y señera,
a pelo abierto,
encontraba ese intersticio
donde la soledad se allana de golpe.
Hay un pulso que zurce
poco a poco te urde
un camino una lumbre
que te carga y te sube
para que así ya no dudes
y el cabrestero repunte
y te asomes a la belleza
del ancho espacio y su alta estrella.
La costilla entera, henchida,
sentida, amarilla,
caja de este corazón,
da su abrazo entero y acho,
ala adentro y frondosa rama,
retoñando sin cesar
toda tu respiración,
todo ese acento,
doble y ligero
del que escucha y del que dice
del que escucha
fuelle y muelle va lo dicho
ese aliento
palabra, viento,
cada cual tiene su nido, Pajarillo,
y bailando se encontraron
y aquí les pongo la mesa
y toditicos nos abrevamos
y aquí se montó el joropo
y toditicos zapateamos.